lunes, 24 de septiembre de 2012

El verbo: Sangrar.


Maquillar el papel.
Leerte la piel.
Susurrar la palabra principio.
Aprender el olor de partir.
Amanecer con una sudestada de confusiones.
Maquillarme la piel.
Leer el papel.
Gritar la palabra final.
Aprender el sabor de latir.
Amanecer saqueados de ilusiones. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

to mar se las manos


mi cerebro con su cerebro
juegan a las escondidas entre las sábanas




hablar de él es música
es mi música 
violada por su música

jueves, 6 de septiembre de 2012

Cortar por lo enfermo.


Mentir.
Mentir por tu mundo y el mío que se destrozan si saben la verdad.
Mentir por las noches y por todos los heridos que dejamos atrás.
Mentir porque hace falta coraje para saltar, valiente.
Mentir sólo por hoy, sólo por ayer, sólo para siempre.
Mentir y decir un nombre, y decir un miedo, y decidir volar.
Mentir y ser nosotros los que esta vez se estrellan con los edificios.
Los que por esta vez, vamos a esconder las cicatrices, y a recordar que esa noche de tantísimo frío,
hicimos algo estúpido, pero memorable, con la persona que solíamos amar.
Mentirte, hasta que llorando te confiese, que ya no puedo hacerlo más.
Mentirte, 
hasta que un día entre el humo 
y un beso, 
se me escape la verdad.

martes, 4 de septiembre de 2012

Borramores.


Yo escribo y me pierdo.
Él lee y me encuentra.
Le digo:
Te amo hasta la luna llena.
Hasta que el tren nos lleve al mar. 

Bor de a dos.


Mira mi amor,
que bella boda.
Animales dementes se esconden
tras los arboles y prueban que bien le sientan
las drogas al amanecer.

Sientes esa sensación de placer?
No.
Son la hormigas que trepan por tus piernas.

Que bella boda.
Mujeres con las muñecas sangrando se asoman
a devorar el ramo de la novia.
Brindemos por la infelicidad eterna
por la preciosa muerte que nos separa.
El alcohol le humedece los labios,
le agrieta los ojos.

Quieres casarte conmigo?
Mira que bella boda.
Salgamos de los arboles,
ya están latiendo
demasiado fuerte.

Te amo.

Fuma un poco más de esto,
que quiero que te cases conmigo.
Salgamos del baño,
demasiado sexo para una sola fiesta.
Mira mi amor,
que bella boda. 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Uno, dos, (fin)


Un cuaderno apurado que me lee en voz baja mi último relato de mujeres.
Un café diabético, que echa humo por las orejas, apuñalado por la cuchara.
Un teléfono en silencio, calculando los minutos que faltan, para que salga el sol.
Una camisa a cuadros que el pasado se olvidó sobre mi cama.
Una canción que tararea tu nombre y me asesina.
 /suele ser duro aprender/.
Un sobre de papel madera.
Una foto impresa de mis pies en toda tu eternidad.
Un pañuelo color atrasado que compre por veinte pesos para esconderme.
Un libro de Borges que robé de la biblioteca para llenarte los pulmones.
Un cigarrillo fumado a medias (con nadie) a punto de morir enemistado con el cenicero.
/Donde estemos juntos será nuestro hogar/
Una imagen en la retina. El recuerdo, del recuerdo, del recuerdo de tú comida en lata,
de una cebolla mal cortada, a punto de llorar.
Un vaso roto y astillado en las palmas de mis manos. (Sangran y duelen amor, sangran y mueren)
Dos pasajes de ida en la boletería 29, a las nueve de la mañana.
Un cuaderno rojosangre que se exilió de mi cuarto, y se mudó al barrio donde nos gusta sentarnos a fumar.
Una cerveza helada que vomita restos de piel humana. Que nos lame las lenguas.
Una gata en el bar que nos invita a dormir con una de sus mozas.
Un insomnio imposible relleno de los medicamentos que receta la conciencia, de pastillas rosa-chicle que se nos caen de la boca.
Un pacto sellado a la orilla de un puente-testigo.
Un viaje a Madrid en la cuenta de sueños por romper.
Un beso silencioso de último momento, atropellado por un colectivo de eterna distancia.
Una luna que se estira como gata.
Una siesta abrazado a mis piernas (y las cicatrices que siguieron).
Una grulla de papel que cazaste con tus dedos llenos de pólvora.
Una palabra. Quiebre.
/Descubrimos como eran las cosas/
Un amor de verano improbable.
Un invierno helado/infinito/precioso en las venas.
Una serpiente color roja, de ojos verdes y veneno impronunciable.
Una terminal que llora lagrimas de leche tibia y miel.
Un colchón desnudo, repleto de almas.
Una colección de caricias encerradas entre las calles y la luz, siempre encendida.
Un cuerpo reducido.
Una existencia incompleta.
Un amor siempre tarde.
Una mujer a medias.
Un poema infinito.
Un inventario.
/mi parte insegura/

Identidad (com)partida.


Llegué al mundo con la obligación de ser la mitad de otra persona.
Una mujer a medias. Una mujer múltiplo.
Llegue al mundo con la idea de ser parte de él.
A la larga preferí hacerme parte solo de un cuerpo.
Niña A. Niña B.
No sé cuál de estos nombres me correspondía.
A o B. Sabrina o Luna. Úrsula o Piedad.
Llegué al mundo escuchando el llanto de mis mitades.
Leyendo las letras indescifrables de un analfabeto imposible.
De todas mis lenguas muertas.
Permanecí inmóvil en el mundo, pensando que no era parte de los humanos estándar.
Me quede muy quieta en el inmenso mundo,
como la estatua del príncipe feliz,
del libro de cuentos enorme y azul que leía cuando todavía no sabía
como atarme los cordones ni como encender un fósforo.
Y como la estatua me llené de basura de pájaros,
de arena en el viento,
de agujas clavadas en mi piel y en los relojes.
Estar quieto entumece los huesos,
las venas,
los sesos,
y todas esas cosas inútiles.
Permanezco en el mundo, pero ahora sueño.
Y adentro de esos sueños veo camas,
en las que me acuesto y sueño otros sueños,
que me arrastran cada vez más lejos del mundo,
que me dibujan lunares nuevos,
con formas graciosas que me recuerdan los lugares que (re)conocí.
Llegué al mundo con la muerte escrita en el cuerpo,
con el destino de encontrar unos ojos café tan profundo para poder caerme en ellos.
Llegué al mundo con la conciencia compartida.
Lo primero que vi dentro del útero tan personal
y vacío,
fue mi otra mitad.
Dos corazones latiendo en espejo.
Dos razones relatan un cuento diferente.
Miro al mundo, donde hace un tiempo llegué con el peso de un cachorro,
y sigo siendo simplemente,
la mitad de un alma.
Ahora hay movimiento y paz.
Y una hermosa esquizofrenia
me corre por todo el cuerpo.