jueves, 23 de agosto de 2012

Poeta Analfabeta.


Es la primera vez que después de tantas letras que asesinaron mis dedos,
me pregunto por qué escribo.
Me paro frente al espejo, para jugar a reconocerme.
Y entonces me doy cuenta.
No soy yo.
La chica que me mira del otro lado tiene los ojos verdes,
las pestañas decepcionadas,
la mirada más triste que vi en mi vida.
Miro fijamente adentro de sus pupilas  y me asusta no verme ahí,
entonces me fijo en su boca.
Una galaxia completamente vacía de besos reales,
me llama la atención su forma de volcán (uno de color amor) a punto de hacer erupción.
Empieza a temblar todo el reflejo, y a la cuenta de tres,
explota.
Me salpica de palabras contenidas (pobrecita, eran tantas).
Las había de todos los colores.
Palabras rojas, palabras secas, palabras invisibles,
que inundaron todo (incluso los días y los colchones mi amor).
Cuantos murmullos tiene el color amor?
El resultado de multiplicar seis veces la belleza de tu espalda,
 por los diez dedos que ahora besan el olvido,
y sumarle el porcentaje de versos que dibuje después de verte dormir todas-esas-largas-horas,
es igual a estoy enamorada.
Humillada. Retrasada. Gastada. Adicta. Enferma.
Es igual al deseo de arrancarte las páginas.
Escribo porque necesito hablar.
Escribo porque necesito que escuches a las palabras darte mis declaraciones de amor.
Soy demasiado humana, por eso escribo.
Escribo para no tener que dejarte,
decepciones con la voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario